¿Cómo generar e innovar Modelos de Negocios de empresas agroalimentarias mediante el CANVAS?… Aquí te ofrecemos una opción.
Las actividades agropecuarias son la tercera fuente de ocupación y empleo en México (con 6.7 millones de personas), aunque un 24% de los que trabajan en este sector apenas subsisten con los ingresos generados (INEGI, 2017).
Población (PEA) ocupada por sector de actividad económica, 2017
En el estudio Supervivencia, muerte y años de vida de los negocios en México5 se afirma que 80% de las empresas creadas en nuestro país mueren, en promedio, a los diez años de haber nacido.
En contraste, estudios realizados en el CIESTAAM4, revelan que en promedio 93% de las empresas relacionadas con el sector agropecuario permanecen 14 años después de su creación.
No obstante la mayor capacidad de sobrevivencia de estas empresas11, lo cierto es que presentan una gran debilidad: 75% de ellas manifiestan marcadas deficiencias para contribuir de manera relevante a mejorar los niveles de vida de sus soci@s y familias a través de la generación de empleos e ingresos debido a su precariedad empresarial.
La evidencia disponible indica que la precariedad de las empresas agropecuarias se explica por cuatro razones fundamentales:
Nietzsche, filósofo alemán, afirmó que «Quien tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo». Aplicando esta idea al ámbito de cualquier organización, con o sin fines de lucro, significa que una condición necesaria para perdurar y generar valor socialmente relevante, la constituye la definición de una razón de ser y existir3, además del diseño de una estrategia robusta10,15. Para el caso de las empresas agroalimentarias, una poderosa razón para buscar su sobrevivencia y crecimiento es la posibilidad de generar un ingreso relevante para alcanzar el bienestar sostenible de sus soci@s y familias.
Para el logro de una meta de esta naturaleza, existe suficiente evidencia en torno a los epicentros9 desde los cuales se puede iniciar un proceso de generación e innovación de modelos de negocios en marcha, a saber:
1) Búsqueda de la mayor productividad y eficiencia posible. Esto significa incorporar innovaciones que permitan aumentar los rendimientos agrícolas, ganaderos o agroindustriales muy por encima del costo de los factores empleados: tierra, mano de obra, capital, fertilizantes, maquinaria, materias primas, etc. De lo que se trata es producir más con menos y de manera sostenible10.
2) Alcanzar el tamaño mínimo rentable. Esto significa que ya sea mediante el aumento de la escala (número de cabezas de ganado, superficie cultivada o volumen de materia prima procesada) o bien mediante acciones de cooperación entre pares para realizar compras, ventas, promoción genérica, acceso a servicios como crédito o seguro, la empresa pueda alcanzar un volumen o valor de ventas que mínimamente le permitan obtener ingresos netos equivalentes a la expectativa y necesidad de cada soci@ o familia.
3) Diferenciación. Esta actividad implica innovar en ámbitos como el valor agregado, la búsqueda de nuevos clientes y canales de venta más rentables, profundizar la relaciones cliente-proveedor vía agricultura por contrato, por ejemplo. De lo que se trata es que los clientes prefieran adquirir el bien o servicio de la empresa y no el de los competidores y, pagar bien por él10.
El diseño e implementación de una estrategia integrada por estos tres epicentros clave, demanda un liderazgo cuya combinación de estilos -ya sea ejemplar, orientativo, afiliativo, formativo, coercitivo o democrático- dependerá de la situación concreta de cada empresa, así como de la visión de futuro que se tenga de ella8.
Para responder a estas interrogantes, se ha diseñado este programa de desarrollo de capacidades que ponemos a tu consideración. La propuesta consta de tres etapas que, una vez concluidas, permitirán emprender un proceso de generación e innovación de modelos de negocios de carácter familiar en el ámbito agroalimentario:
Figura 1. Proceso de generación e innovación de modelos de negocios mediante el método CANVAS.
Ponemos a tu disposición dos programas que te permitirán generar e innovar modelos de negocios de empresas de tipo familiar en el ámbito agroalimentario: «Haz Crecer Tu Empresa Agroalimentaria» e «Innovación de Modelos de Negocio Familiares Agroalimentarios«.
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Investigaciones y evaluaciones, en temas de gasto público y políticas públicas, realizadas por organismos internacionales e investigadores1,4,11,12,17 han concluido que entre el conjunto de países de América Latina y el Caribe, México registra el mayor gasto público agropecuario en relación al PIB sectorial, pero figura en el grupo de los países con el menor crecimiento del sector. Es decir, ¡somos los que más gastamos, pero los que menos crecemos y menor seguridad alimentaria tenemos!.
Esta ineficiencia del gasto público se explica, en gran medida, por una baja coordinación interinstitucional y la fuerte orientación a la demanda del gasto público, lo cual implica priorizar resultados administrativos y políticos, antes que productivos-ambientales-organizativos y comerciales. Este arreglo institucional se instauró desde 1996 con la Alianza para el Campo, y ha descansado en tres pilares básicos: descentralización, co-financiamiento entre los gobiernos estatales y federal y atención a la demanda.
El hecho de que una parte significativa del gasto público esté orientado por la demanda, implica un escaso esfuerzo de análisis y diseño de una política pública con foco en la provisión de bienes públicos, es decir, en la atención de los problemas colectivos que se acumulan por doquier, tales como la gestión de riesgos, el extensionismo y la innovación, el desarrollo organizacional, el desarrollo de mercados y la promoción genérica, la investigación, la sanidad e inocuidad alimentaria, la información de mercados, la infraestructura de caminos y riego, la seguridad alimentaria, la erosión y salinidad de suelos, entre otros, a los cuales solo se destina 20% del gasto público total17. Asimismo, el gasto público hacia el campo se caracteriza por su fuerte orientación clientelar y corporativo, además de su carácter altamente regresivo: 10% de los productores más grandes concentran 80% de los apoyos a la comercialización, 60% de los subsidios energéticos e hídricos, 55% de los apoyos para la adquisición de activos productivos de los programas de Desarrollo Rural y 45% de Procampo14.
Esta situación plantea la necesidad de emprender un proceso de mejora incremental de las políticas públicas vigentes9 y transitar a una nueva generación de políticas públicas caracterizada por el debate analítico y argumentación en todo el proceso, desde la identificación del problema a partir de un sólido diagnóstico, hasta la formulación e implementación de una política que atienda el problema identificado10,12,13. Esto también implica verificar el éxito o fracaso de políticas en marcha. Lo que se persigue es que prive el interés público y los méritos de la evidencia que soporta el complejo causal de un problema público y de la alternativa elegida para su solución.
A este enfoque se le ha denominado políticas basadas en la evidencia (PBE)5,6,7,15, entendidas como un conjunto de métodos que buscan aportar información al proceso de políticas, más que uno que intenta directamente tener un efecto en los objetivos finales de la política. El objetivo de las PBE se basa en la premisa de que las decisiones políticas deben estar mejor informadas a partir de la evidencia disponible y considera que las políticas y prácticas basadas en la evidencia sistemática han producido mejores resultados que las soportadas en lo que se conoce como las 4ies: inercia, ideología, ignorancia e intereses2.
Las políticas públicas son un conjunto de decisiones de carácter público que atraviesan un proceso que va desde el establecimiento de la problemática a resolver, hasta su procesamiento y conversión en decisiones de autoridad por la vía que marcan las reglas de funcionamiento del propio sistema político. Por lo tanto, una parte esencial de este proceso es la formación de una agenda, la cual es el conjunto de cosas que han de ser llevadas a cabo. Existen tres tipos de agenda3: 1) la pública, definida por el conjunto de temas que distintos grupos de la sociedad buscan posicionar, 2) la política, integrada por actores políticos cuyos recursos, facultades y poder les permite lograr la preferencia en el debate13, y 3) la gubernamental, conjunto de prioridades que un gobierno constituido busca materializar en su mandato. ¿Cómo un determinado asunto o cuestión pasa a formar parte de la agenda gubernamental?.
Las políticas públicas surgen como resultado de la convergencia de una corriente que identifica problemas, una que discute y plantea alternativas de solución y otra que prioriza las posibilidades políticas de una idea. Cada corriente desencadena sus propios procesos, con sus propios actores y crea sus propias dinámicas. El principal supuesto de este enfoque es que hay mayores probabilidades para el surgimiento de una política pública cuando un problema es reconocido, hay una solución disponible y el ambiente político es favorable8,13,16.
En el programa Innovación de P. P. Agroalimentarias Basadas en la Evidencia te ofrecemos los conocimientos y las herramientas analíticas para reunir la mejor evidencia disponible que te permita aprovechar las ventanas de oportunidad para lograr el enganche entre el problema, las políticas y la política, y de esta manera contribuyas a mejorar la calidad del gasto público destinado al campo mexicano, lo cual significa incidir en la solución de los problemas que aquejan al sector agroalimentario. La mejor garantía para que ello ocurra, está en el hecho de que los formadores con los que tendrás contacto se distinguen por la diversidad de disciplinas en las que se han formado, así como por su involucramiento directo en el proceso de comprensión e influencia del proceso político16, a lo largo de más de 20 años en temas tan variados como la seguridad alimentaria, crédito rural y seguro, extensionismo e innovación, sanidad e inocuidad alimentaria, gestión de sistemas producto, desarrollo organizacional, investigación y transferencia de tecnología, promoción genérica, legislación y presupuestación, comercialización, obras de uso y conservación de recursos naturales, tecnificación de unidades de producción, entre otros.
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Existe evidencia suficiente que sugiere que el liderazgo alcanzado por países, regiones, empresas u organizaciones específicas en el ámbito de algún producto agroalimentario específico, depende de los efectos de interacción, de lo que se haga en la innovación de gestión a nivel de finca o predio, centro de acopio, empaque, agroindustria, logística y promoción, así como de la gestión de los factores socialmente determinados que incluyen las instituciones educativas, las inversiones en investigación, en extensión y capacitación, en infraestructura y en las políticas macroeconómicas (por ejemplo, el tipo de cambio y las tasas de interés), entre otros incentivos determinantes para producir y comercializar eficientemente, en suma, depende de la gestión de la Red de Valor en su conjunto. Esta evidencia ha sido ampliamente documentada para países como Estados Unidos, Japón, Corea, Holanda y México2,6,8,9,11,12,13,14,15,17,21.
Por tanto, el liderazgo competitivo sostenible sólo ocurrirá cuando se encare la necesidad de la innovación institucional, es decir, el cambio de las reglas del juego que reducen la incertidumbre de las interacciones económicas, sociales y políticas de las personas16. Esto significa considerar la gestión de toda la red de valor, la cual no debe concebirse como una simple cadena de valor o una red de empresas, sino como una forma de organización en red de las actividades de todo tipo de empresas u organizaciones, las cuales practican simultáneamente la competencia y la cooperación en una geometría variable de proyectos e iniciativas empresariales. En torno a un proyecto dado se reúnen tecnología, capital y trabajo, y las ganancias se reparten entre los distintos participantes en el proyecto. Aunque la forma en red de la organización social ha existido en otros tiempos y espacios, lo que es nuevo en la sociedad emergente es que las redes de tecnologías de información le dan nuevas capacidades a una vieja forma de organización social: las redes sociales1,5,7.
Así, en una actividad económica cualquiera, hay clientes y proveedores, desde luego, sin ellos no sería posible ninguna empresa. Y, por supuesto, hay competidores. ¿Eso es todo? No precisamente. Hay otro grupo de jugadores que a menudo se pasa por alto pero son cruciales para el logro de competitividad sistémica en la red de valor: los que suministran productos y servicios complementarios, los llamados complementadores13, tales como las organizaciones gremiales, los organismos certificadores y gubernamentales, entre otros. Por lo general, el actor que va al centro de la Red es aquél cuyo poder le permite configurar la dinámica de la red de valor: a este actor se le puede llamar empresa red. De cada nodo en particular depende el éxito de la red en su conjunto, dado que en un proyecto suelen repartirse riesgos entre las partes, tanto en términos físicos como en porcentaje de rendimientos. De aquí se desprende la relevancia de superar la visión lineal que supone el enfoque de cadena de valor y adoptar en concepto de red de valor.
Para comprender y gestionar esta red, se requieren personas con competencias para articular y coordinar un conjunto de contratos (formales e informales) de servicios con los diferentes nodos de la red:10 dueños de tierras e infraestructura que la trabajan directamente o la ceden/comparten mediante tratos agrarios; proveedores de insumos y servicios como asesoría, crédito y seguro; contratistas que ejecutan operaciones de siembra y cosecha; clientes que demandan materias primas para su procesamiento; clientes en cuyos canales se venden los bienes para su consumo final; organismos gubernamentales que suministran bienes públicos; competidores cuya coordinación se requiere para mejorar las capacidades de negociación e inserción en los mercados, lo cual implica trascender la clásica noción de Porter según la cual lo que un actor gana, otro lo pierde18; de lo que se trata es de cooperar para poder competir13.
Pero esta es apenas la primera fase del proceso de gestión, pues una segunda competencia la constituye la capacidad para identificar y comprender el conjunto de cambios y tendencias que ocurren en el entorno de las Red de Valor dado que tienen el potencial de influir en el desempeño de los diferentes actores de la Red, pero dependiendo de las Fortalezas y Debilidades de cada uno de ellos, pueden actuar como Amenazas u Oportunidades. La tercera competencia consiste en la habilidad de mapear y establecer contacto para dialogar con los diferentes actores de la Red (tanto públicos como privados) a fin de identificar los problemas percibidos, su respectivo complejo causal, la dinámica de interacción prevaleciente y la cuestión social y empresarialmente problema que limita la creación de valor y la competitividad sistémica. En particular resultan relevantes las competencias para valorar adecuadamente el tejido productivo de los territorios, el sistema de instituciones que los articulan con la comunidad y los valores que están en la base de dicho tejido, ello en virtud de que se ha observado que la cooperación entre los actores aumenta cuando el entramado de empresas y organizaciones está inmerso en la sociedad local, es decir, en sus conocimientos productivos tácitos y en sus mecanismos para incrementarlos, lo cual genera un sentido de pertenencia a los territorios y un estilo de vida determinado3.
Y finalmente, estas tres competencias se materializan en una cuarta que consiste en la capacidad para formular la estrategia que permita innovar la gestión de la red de valor en su conjunto19, tal como se ilustra en la figura.
En suma, en el curso «Estrategia de Gestión de Redes de Valor Agroempresarial« aprenderás que el cambio disruptivo tecnoeconómico de la agricultura del siglo XXI está liderado por un nuevo modelo de empresa reticular (o en red) donde la producción sustentable ya no está necesariamente vinculada con la propiedad de los tradicionales factores de la producción ‐tierra, trabajo y capital‐, sino con la capacidad de coordinación de todos ellos a través del conocimiento, es decir, la capacidad de gestión1,5,7. A ello se le conoce como la economía de T grande20, pues el cambio ocurre cuando una empresa busca su ventaja competitiva en otras áreas de funcionamiento de la organización, como operaciones, comercial, finanzas, marketing, entre otras. Se habla de T grande porque el cambio proviene de más de una fuente. La T grande, en lugar de enfocarse en el producto, implica cambios en el modelo de negocios y es impulsada por el conocimiento.
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Referencias:
Hace unos días leía que entre los nuevos avances de Mendeley se encontraba su integración con Scopus, ésto genera que las estadísticas que encontramos en la versión web de Mendeley ya muestren la correlación entre los datos de veces que se ha compartido una publicación en Mendeley y las citas recibidas por SCOPUS. Esto también da lugar a que los usuarios de Mendeley tengan una manera fácil de acceder y agregar metadatos de millones de publicaciones de Scopus.
Mendeley muestra cuántos lectores y descargas tienen nuestras publicaciones , y se incluye en casi todos las plataformas de medición altmétrica . Pero no sólo proporciona datos de los lectores que compartieron nuestras publicaciones que a veces pueden ser miles, si no que además da datos sobre perfiles de los lectores y áreas de procedencia temática y geográfica.
Métricas de Mendeley
Dadas la premisas anteriores surgió la duda: ¿Es posible conocer a la audiencia que indaga en artículos científicos sobre un tema en particular? y si es así ¿Cómo es el panorama de los lectores sobre Big Data en los medios científicos?.
Para dar respuesta a estas preguntas se optó por hacer una búsqueda en Google Scholar con las instrucciones intitle:»big data» intext:»doi», lo anterior con el objetivo de recolectar los doi de los artículos que hablaran sobre Big Data.
Búsquedas en Google Scholar
Una vez llegando a la página número 100 de Google Scholar, se lograron recolectar un total de 982 Doi, de los cuales (con la ayuda de python y aprovechando la incorporación de Mendeley con Scopus) se extrajeron datos sobre la audiencia que consultó 830 de estos documentos.
Alguna de la información que se pudo obtener entre otras cosas fue: las palabras clave más usadas, los principales países de origen de los lectores, la distribución por año de las publicaciones y la distribución de los lectores por estatus académico:
Nube de palabras más usadas en los artículos
Lectores de Big Data por estatus
A pesar de conocer esta información aún queda en el aire una pregunta (y que trataremos de resolver en un siguiente post):
¿Tal vez las palabras clave que utiliza , el año en que fue publicado, el o los autores?, bastaría con utilizar los datos extraídos para analizarlos estadísticamente y dar respuesta a esta y otras preguntas
El concepto de «Red de Valor» fue introducido por NaleBuff y Brandenburger en su libro «Coo-petencia» en 1997, en dicha publicación señalan que la red de valor es un diagrama sirve para representar visualmente el juego de los negocios.
La red de valor, dicen, localiza a cada jugador en relación con todos los demás e identifica la interdependencia entre unos y otros. Es especialmente útil para señalar las formas en que una relación entre jugadores puede combinar la competencia con la cooperación.
Otra de las definiciones la encontramos en una nota del CIESTAAM que dice que la red de valor es una forma de organización de un sistema productivo especializado en una actividad en común, caracterizada por la concentración territorial de sus actores económicos y de otras instituciones, con desarrollo de vínculos de naturaleza económica y no económica que contribuyen a la creación de valor o riqueza, tanto para sus miembros como su territorio.
Se destaca que la red de valor está conformada por 5 elementos y a diferencia de otros esquemas similares como las 5 Fuerzas de Porter, en éste se incluye el concepto de «complementador» el cual en palabras de los autores del libro Coo-petencia es explicado como:
“Un jugador es su complementador si los clientes valoran más el producto de usted cuando tienen el producto de otro jugador que cuando sólo tienen el producto de usted”.
Los otros elementos de la red de valor son: la empresa, los clientes, los proveedores y los competidores. En la figura de abajo se muestra un ejemplo de la red de valor de una empresa tequilera dado por Muñoz y Santoyo (2011)
La Red de Valor: Actores Involucrados
Sobre el eje vertical de la red de valor están los clientes y los proveedores ( insumos, servicios y mano de obra ) de la agroindustria, en este caso de la tequilera. El dinero fluye en la dirección contraria: de los clientes a las empresas y de éstas a los proveedores.
A lo largo del eje horizontal se encuentran los competidores y los complementadores de las empresas. En este caso el limón mexicano o la “sangrita” son complementos del tequila porque el consumidor valora más al segundo cuando se sirve acompañado por los primeros, que cuando se sirve solo. Asimismo, un complementador podría estar representado por una organización tipo integradora que, al agrupar a empresas del mismo giro para realizar funciones de compras y ventas consolidadas, permitiría ofrecer mejor servicio a los clientes.
Si bien la representación dada en forma de «diamante» es muy socorrida, la misma naturaleza del concepto «red» (Conjunto de entidades que se encuentran o cruzan en numerosos puntos permitiendo algún tipo de transmisión, intercambio o movimiento de algo a través de ellos) se encuentra limitada a la conexión de las mismas entidades con los mismos nodos, a sabiendas que, como mencionan Muñoz y Santoyo (2011) , existen múltiples roles o papeles en el juego de los negocios, lo cual hace que el juego sea mucho más complicado, aunado a lo anterior el problema de la representación se magnifica cuando se percata que cada uno de los actores además de poder desempeñar diferentes roles dentro de una red de valor, a su vez son parte de otras redes (incluyendo la red en donde ellos están el centro), ésto vuelve a la Red de Valor un entramado complejo de conexiones la cual es difícil de visualizar sólo con una representación de diamante.
Se propone una manera que obedece más a la forma de red y que permite una visualización más amplia mediante conexiones que representan el flujo de los productos o servicios entre cada actor, permitiéndonos así identificar más fácil a aquellos actores que desempeñan dos o más roles dentro de la red e incluso se vislumbran elementos de otras redes de valor (multired).
Te proponemos que descargues el código de ejemplo donde dejamos cargado la API de Google Chart y la función para dibujar el gráfico de una red a tu gusto, sólo tienes que añadir los nodos y el tipo de conexiones que quieres que se representen entre ellos. Para guiarte puedes ver el video de abajo donde te mostramos los pasos a seguir. Si más por el momento esperamos que este post te sea de ayuda y recuerda que puedes ponerte en contacto con nosotros a través del formulario o del correo contacto@icaepp.com
Si quieres conocer más acerca de visualización de datos te invitamos a conocer nuestro programa de Data Science para el Sector Agroalimentario o también si te interesa saber más sobre Red de Valor puedes pedir informes acerca de nuestro programa de Estrategia de Gestión de Redes de Valor Agroempresarial